La importancia del jardín en la edificación sostenible
El jardín, ese espacio verde en una edificación comprometida con la sostenibilidad tiene un propósito claro, un motivo por el que enclavarlo en ella y aprovechar los beneficios que pueden traer consigo, y que se deben contemplar tanto en una edificación de obra nueva como en una rehabilitación que se encamine hacia ese compromiso con la sostenibilidad.
Esos beneficios son:
Control de la temperatura del edificio: la presencia de plantas y zonas verdes influye en la absorción de radiación por parte de ciertas zonas del edificio, contribuyendo a la reducción de temperatura con el efecto de sombreamiento, sobre todo en zonas donde el sol dé de lleno, produciendo así un alivio de la temperatura y reduciendo la necesidad de la activación de sistemas acondicionados y además reducen las pérdidas energéticas. En invierno, además, reduce la velocidad de impacto del viento sobre la fachada, por lo que contribuye al ahorro energético.
Mejora la calidad del aire circundante: como efecto derivado de la fotosíntesis los jardines circundantes ayudan a purificar el entorno al absorber el CO2 y producir oxígeno. Disponer de un jardín sostenible es también una mejora para las personas con problemas respiratorios para con la polución ambiental.
Un jardín que puede además ser alimentado con agua de lluvia y suponer incluso el reciclaje de las aguas grises filtradas contribuye a la sostenibilidad del edificio y al mantenimiento de su entorno, colaborando ecológicamente además de aportar soluciones y beneficios con su presencia.
Estos jardines se han visto mejorados gracias a técnicas como el jardín vertical o a su implementación en las azoteas, donde se convierten en un lugar de esparcimiento y aporte de color frente al habitual entorno con poca o nula utilidad de estas superficies de los edificios.
Un jardín puede suponer una gran diferencia en un edificio, en definitiva, para su mejora, y la mejora de la calidad de vida de sus ocupantes.