La boina de la ciudad

Es esa mancha gaseosa marrón-negruzca que como una tapadera acecha la ciudad. Y ese no va a ser un buen día. Normalmente lo vemos a primera hora pero a veces también al atardecer, y sobre todo en otoño-invierno. ¿Por qué en estas fechas? Porque es cuando más contaminantes se liberan a la atmósfera, sobre todo por parte de las calefacciones y los coches.

La boina está formada por óxido de nitrógeno (NO2) y partículas respirables en suspensión conocidas como PM10 y que es lo que llega a parar a nuestros pulmones. Y siempre se da en esos breves lapsos de bonanza que se producen en esas dos estaciones, puesto que el tiempo anticilónico hace que la contaminación “se atasque”, pues las altas presiones no las dejan salir, y la ausencia de vientos y lluvia impide que la atmósfera se “lave” precipitando esos contaminantes al suelo (lo cual tampoco es la más feliz de las ideas). Estamos en un círculo muy difícil de combatir. Ciudades como Copenhague han sido declaradas como las más responsables al velar por que esto no se produzca. Primer Mundo. Ciudades como Calcuta, Mumbai o Beijing son algunas de las que tienen alertas de “atmósfera tóxica” o “no respirable” y los que, porque no queda otra, tienen que salir, lo hacen con máscaras con potentes filtros, como en las más agoreras fantasías cinematográficas de Netflix y otras productoras (IO, Terra Nova…).

El camino de la sostenibilidad.

Es esa ruta que, sin ser fácil permitiría combatir la situación. La sostenibilidad tanto en nueva construcción como en rehabilitación, aprovecha todos los medios a su alcance para lograr que un espacio habitable consuma los mínimos recursos posibles pero maximizando la comodidad de sus habitantes. Y no solo durante su periodo de uso sino ya en su propia conceptualización y construcción. La idea es aprovecharlo todo: luz natural, recursos naturales como jardines, árboles y vegetación, ubicación, elevación del terreno y distribución de las viviendas, todo orientado a necesitar lo mínimo en factores climatizadores y de gasto contaminante de energía en pos de un equilibrio que podría ayudar a luchar contra esa boina entre otras cosas.

Es un trabajo a largo plazo: no se puede adaptar todo de la noche a la mañana. Queda por delante un largo trabajo de concienciación, una dura labor de convencer y mostrar lo que la sostenibilidad y los certificados energéticos pueden hacer por la habitabilidad y mejora del medio ambiente. Pero es nuestra lucha, y en ella seguiremos.

 

¿Dónde notarías la renovación sostenible de tu edificio en Granada?

Granada, junto a Cádiz, por pura medición meteorológica, es una de las ciudades más soleadas del sur. Aunque no lo parezca, con más de 3000 horas de sol al año, además de tener un núcleo de edificios en muchas zonas de la urbe capital que requerirían una buena reforma sostenible. Pero ¿por qué?

Los edificios de Granada, en muchos casos (dejando de lado el casco histórico, que tiene cientos de años, y las casas palacio, y construcciones similares), superan los 30 años de uso. Una reforma sostenible no es una opción más: es la mejor opción para darles más vida de nuevo y hacerlos no solo más habitables sino suponer un beneficio a la larga.

Granada es una ciudad que se merece más y mejor sostenibilidad, y realizar esas rehabilitaciones sostenibles de edificios redundaría en su beneficio.

Una familia que viva en un edificio rehabilitado de forma sostenible verá muchos beneficios aunque a veces no inmediatos:

En los inviernos, sin duda, percibirán que necesitan menos calefacción puesto que esa sostenibilidad se aprecia en el aislamiento mejorado, la luz solar (y ya que tenemos tantas horas…) y toda oportunidad de controlar más eficientemente la temperatura.

Pero también lo notarán en la factura de la luz. Es cierto que un edificio rehabilitado de forma sostenible no puede aprovecharse de algunos factores como los de obra nueva, pero sin embargo sí puede usar lo que ya tiene, desde las terrazas hasta las entreplantas, las ventilaciones naturales para aliviar los veranos y en invierno los mejores aislamientos a la par que una iluminación más eficiente mediante leds mejor posicionados, además de aprovechar hasta el último ápice de luz natural.

El invierno no es el problema, ni los calurosos veranos. Es el aprovechamiento del espacio, la ubicación y las posibilidades para la eficiencia energética, porque no hay edificio que no pueda rehabilitarse de forma más eficiente, y ahondar en la sostenibilidad. Porque además, esta, la sostenibilidad, no es cosa de un edificio. Cuantos más se sumen, más se notará después en el entorno. Tanto en la ciudad como en el medio ambiente en particular, en la huella de carbono.

¿En qué se beneficia uno de un edificio rehabilitado sosteniblemente? Podría decirse que, a la larga, en lo económico. Pero eso en realidad es solo, casi, una circunstancia secundaria: es en nuestro alrededor, en la calidad de vida, y en cómo beneficiamos a la ciudad, el entorno, y a la historia de Granada mejorando sus edificios y haciendo mucho más con muy poco, con una rehabilitación sostenible en Granada de su parque de edificios de viviendas.

Sostenibilidad en Invierno

Cuando llega el frío es normal que la factura de luz se nos dispare. A fin de cuentas queremos tener nuestro hogar caliente para disfrutar de él en las horas de mayor frío del exterior.

Pero en muchas ocasiones nos influye el hecho de no tener nuestra casa, piso, apartamento, estudio, nuestro hogar, realmente a prueba del frío. No es sostenible. ¿En qué se diferencia uno sostenible de otro que aún no ha sido reformado de forma sostenible o que no ha sido creado teniendo en cuenta las recomendaciones de sostenibilidad?

En muchos puntos:

Económicamente: si el edificio no ha corregido muchos de los puentes térmicos, si no tiene las paredes exteriores bien aisladas, acristalamientos dobles, si no ha contemplado los puntos esenciales de la sosteniblidad, todo el calor que se produzca en su interior será ineficaz y tenderá a dispersarse y a necesitar más y más energía para calentar la misma área. En cambio un lugar sostenible aprovechará al máximo cada ápice de calor puesto que está perfectamente aislado, lo que le permite necesitar menos energía para calentar la misma cantidad de metros cuadrados.

Energéticamente: la demanda energética en un edificio no sostenible, tanto de nueva obra como antigua no reformada acorde a las especificaciones de lo sostenible y responsable hace que no se aproveche tanto la parte más pasiva de la energía como la producida de forma activa. Así, no aprovechará las horas de sol para calentar el lugar debido a la orientación. Tampoco el aislamiento será eficaz y la energía que se produzca en el interior puede salir a través de la ruptura de puente térmico, esto es, el aislamiento ineficaz de puertas y ventanas.

Aprovechamiento: y es que solo el tener una ventilación natural y pensada en todo el edificio puede ayudar a eliminar humedades, puntos negros tantos de pérdida de energía como de habitabilidad, mejorando el entorno.

Naturaleza cercana: algo tan sencillo como un pequeño jardín puede beneficiar a todo el edificio y a ayudar a mantener las temperaturas, siendo especialmente trascendente en verano, para dar sombra, y en invierno para impedir el impacto de los vientos más fríos. Las ventajas nos las dio la naturaleza hace tiempo. Y si esta naturaleza es autóctona del lugar donde estemos construyendo o reformando, mejor, por su mínimo mantenimiento debido a que son especies que están aclimatadas a la zona y lo que permitirá consumir menor recursos de la naturaleza.

La sostenibilidad no es algo simplemente deseable: es algo a lo que aspirar. Por nosotros, por nuestro entorno. Vale, también un poco por nuestro bolsillo, por qué no decirlo, si es cierto. Y es que la cadena de lo sostenible empieza con una pequeña acción y acaba teniendo repercusiones en todo lo que nos rodea.

Aislamiento sostenible en edificios rehabilitados

Cuando se aborda un proyecto tan complejo como interesante como puede ser la rehabilitación sostenible de un edificio, en muchas ocasiones aparecen dudas o procedimientos a llevar a cabo en cuanto al aislamiento del edificio.

Aislar bien un edifico en rehabilitación supone acabar con parte del desperdicio de energía que se puede dar en este, sobre todo teniendo en cuenta su antigüedad y lo que se solía hacer en la época en la que fue construido, que tendría sus características propias en cuanto a materiales, formas de construcción, etc.

El aislamiento y rediseño térmico se convierte en una de las grandes ocupaciones y preocupaciones de una rehabilitación sostenible. Hay que observar el aislamiento térmico de los cerramientos existentes, así como la eliminación de puentes térmicos, cosa que una obra nueva se puede plantear desde el principio, en una rehabilitación sostenible es algo más complejo ya que no fue contemplado en su momento o los materiales utilizados no estaban pensados con esa perspectiva.

Varias de las técnicas e implementaciones que se realizarán en un edificio que requiera de este tipo de rehabilitación pasará por examinar las paredes en busca de paredes con cavidades que facilitan la salida de energía y, por tanto, habrá que rellenarla con material aislante inyectado.

También se revisará el aislamiento interior y se anexará una hoja o placa de yeso (trasdosado) con aislante térmico para proteger las paredes y ofrecer ese aislamiento necesario.

Las vigas también serán protegidas con un aislamiento sobre y entre ellas (aislamiento de espacio bajo cubierta) y en el caso de sobre cubierta se trabaja en un aislamiento sobre faldón y con un sistema de cobertura que proteja adecuadamente de los elementos.

En los suelos se pondrá un aislamiento rígido bajo el acabado, lo que ayudará a que se conserve mejor la energía y no se disperse a través de él.

Como puede verse con estas indicaciones el trabajo de aislamiento sostenible en una rehabilitación es sin duda arduo y tiene que estar bien programado para poder ofrecer la máxima eficiencia en un edificio ya construido y readaptado para mejorar su huella de carbono a la par que mejorar la calidad de vida de sus inquilinos.

Arquitectura bioclimática en el pasado.

Porque no lo hemos inventado ahora, la verdad. La sostenibilidad es algo que se ha descubierto y redescubierto muchas veces. La arquitectura bioclimática, pese a su nombre moderno y futurista, es el término que se utiliza para hablar de cierto tipo de sostenibilidad arquitectónica que aprovecha diversos factores a la hora planificar la construcción.

Podemos encontrar antecedentes notables de este tipo de construcción, la arquitectura bioclimática, en la antigua Grecia, China y Roma. Vamos que no nos lo hemos sacado de la manga sino que hemos aprendido de los mejores, aquellos que ya, con sus medios, empezaron a pensar en cómo sacar mejor partido a la ubicación de sus edificaciones y que les permitiera maximizar las horas de luz, el calor, el viento y el terreno. Y es que de eso va la arquitectura bioclimática.
Ya lo decía Sócrates (siempre a través de Platón), cuando hablaba de que en las casas orientadas a sur el sol entraba por el pórtico cuando era invierno y en verano el arco del sol se eleva por encima del tejado y ello provocaba sombra. Esto, que es de lógica observacional y fue asentado más tarde por Aristóteles, sentaría las bases del aprovechamiento de ubicación en la arquitectura coetánea y del futuro. Palabras históricas también podemos encontrarlas en Vitruvio y sus “Diez libros de arquitectura” donde enunciaba que “una casa para Egipto no es adecuada para Roma”, en atención a las técnicas y el aprovechamiento de la ubicación.

En este tipo de arquitectura bioclimática, los materiales, además de la ubicación, también influyen. En Roma se usaban materiales en sus baños y termas con base de mica para crear capas que absorbieran el calor exterior y lo dispusieran, para mayor confortabilidad de su interior.
Otro factor más es el uso de los materiales del entorno donde se va a realizar la construcción. Ya sean cuevas o tejados de tepe aislante iguales a la vegetación que se extiende en los alrededores.

Si observamos estos factores: ubicación, orientación, materiales, tenemos los principios en los que se apoya la arquitectura bioclimática sostenible actual, donde podemos encontrar que los materiales son siempre lo más inocuos para el medio ambiente posible, con proliferación de plantas y cubiertas vegetales (como las cubiertas de tepe de las cabañas escandinavas); la orientación, que determinará el aprovechamiento de la luz, la ventilación pasiva y natural; la ubicación, que también determinará los elementos disponibles, las ventajas, ya sea en la rehabilitación sostenible de un edificio como en una construcción de nueva obra, para determinar todo lo que puede ser una ventaja y representar un ahorro, así como reducir al máximo la huella de carbono, así como las necesidades de aislamiento, los puentes térmicos, además de los elementos que van a intervenir en el edificio para su iluminación y climatización más efectiva.

Los árabes aprovecharon las ideas romanas del patio interior, que la arquitectura regional andaluza aprovechó, con fuentes – compluvios, plantas y sombra para reducir el calor meridional.

Hay muchos ejemplos más de ese pasado, de toda la historia de la arquitectura bioclimática que, hasta mediados del siglo XX imperaba y que se dejó de lado con la proliferación de los combustibles fósiles y la estandarización de la construcción que usó de esos combustibles fósiles para las climatizaciones e iluminación artificial más masiva.

Ahora hemos retomado en muchos puntos, en un ejercicio de redescubrimiento todos esos factores de la arquitectura bioclimática que nos llevan hasta la sostenibilidad más responsable y que es un ejercicio de responsabilidad, tanto en las nuevas obras como en la rehabilitación sostenible de edificios.

Links:
https://pedrojhernandez.com/2014/03/01/antecedentes-historicos-de-la-arquitectura-bioclimatica/
https://www.cubasolar.cu/biblioteca/energia/Energia22/HTML/articulo07.htm
https://www.arqhys.com/construcciones/historia-arquitectura-bioclimatica.html

El Verano. Dos historias de dos hogares. Sostenibilidad.

Vamos a relatar dos historias. No muy largas, de verdad, pero muy explicativas.

El apartamento de Ana.

Ana tiene un apartamento. Es un piso que mira al Este, así que le llega toda la  luz de mañana. Eso hace que la casa se caliente bastante, ahora que llega el verano, hasta el mediodía, cuando el sol cruza por encima del edificio. Al estar en la última planta, además, el terrado hace que se caliente más. Las ventanas son de aluminio, y además del ruido de la calle, el cristal también se calienta y promete que este verano va a ser verdaderamente duro. Puede bajar las persianas, claro, y lo hace cada mañana. Eso hace que el aire en la casa se estanque un poco y que al llegar sienta que debe ventilar la casa y dejar que entre el aire exterior o conectar el aire acondicionado.
Sucede que en su bloque hay muchos aires acondicionados. Los motores expulsan el aire caliente, que sube hasta donde ella vive y no pueda abrir la ventana sin sentir que ha abierto la puerta de un horno.
Para colmo el edificio de enfrente es uno bloque de oficinas ultramoderno… con toda la fachada de cristal. Al reflejarse el sol de tarde, la casa de Ana parece un hornito (muy cuco, eso sí, tiene buen gusto y lo ha decorado en blancos y decoración nórdica, con alguna maceta); el aire acondicionado hace su trabajo, pero a poco que sale del salón nota el calor aplastante y la humedad en el pasillo, y tiene que conectar otro aire acondicionado en la habitación para intentar regular la sensación térmica para regular la temperatura, con el consiguiente gasto, además, en la factura eléctrica. A Ana le gusta su casa, pero no le gusta sentirse un garbancito en ella.

Silvia y el apartamento con plantas.

Silvia hace poco que pudo mudarse al apartamento. Era un edificio antiguo, la verdad, pero lo han reformado para hacerlo, dicen, sostenible. Cuando ella venía a ver a los abuelos, era un pequeño suplicio: ventiladores, mal ventilado, instalación eléctrica regular, ruidos, humedades, las ventanas no cerraban bien y no aislaban.
Hace poco de la reforma y ella se quedó en el piso.
Es pleno verano y todavía no ha tenido que encender el aire acondicionado. La casa se mantiene fresca. Al parecer reformaron toda la fachada para que se aislara mejor del calor y la luz solar. Las ventanas son aislantes y no dejan entrar ruido ninguno, ni que se pierda calor o fresco. Hay plantas por todo el bloque, y en el ojo de patio hace fresco, además con la multitud de plantas que pusieron, incluso en las horas más calientes del día.
Es cierto que tuvo que poner un buen dinero para la reforma, las derramas o como quiera que se llamara aquello que hicieron en el edificio, pero ahora empieza a notarlo, casi seis meses después, en las facturas del consumo energético.
Le ha dado un aire moderno, de estudio, al viejo apartamento, y puede comprobar cómo, al caminar descalza, no siente el embaldosado caliente, sino que está casi fresco. Las luces son todas nuevas, de esas LEDs que están poniendo en todas partes, y  el aire acondicionado que solo ha puesto un par de veces, sobre todo cuando ha tenido invitados, tenía un librito que decía no sé qué de muchos certificados energéticos. La cuestión es que enfría pero no hiela, como sucede con otros que, como te pille debajo, necesitas una chaqueta; y a veces con dejarlo en ventilador para que mueva el aire es más que suficiente. No echa de menos el edificio donde vivía antes, cerca de su amiga Ana.
Además, ahora ha puesto unas cuantas plantas, un jardín vertical en su terracita, y arriba, en el terrado, han hecho un pequeño jardín. Que costó lo suyo, pero se agradece enormemente en esos días de clalor.

Al menos ahora, no solo no sufre todo ese calor, sino que además ahorra. Y le han dicho que el edificio es sostenible. ¿Querrá decir eso que es mejor? Sí. Para todo. Para todos. Para el futuro.
Va a ser que eso de la rehabilitación de edificios sostenibles tenía algo de razón…

Materiales aislantes para hogares sostenibles

Materiales aislantes para hogares sostenibles

Uno de los puntos importantes que se suelen observar a la hora de realizar una construcción sostenible es la introducción de metales aislantes en diversos puntos de dicha construcción. Como ya hemos dicho anteriormente, la construcción sostenible tiene muchas ventajas, y una de ellas es el aprovechamiento del espacio que ocupa con respecto a la orientación geográfica que tiene.

Ello implica tener en cuenta las horas de sol, el clima medio, las zonas de iluminación y las roturas de puente térmico (del que ya hablaremos más adelante) para conseguir un máximo de eficiencia energética en el hogar. Al hacer estas consideraciones también, muchas veces, se torna indispensable realizar un aislamiento adecuado de las superficies de la construcción para garantizar un aislamiento térmico que colabore con dicha eficiencia.

Para mantener una tónica adecuada y consecuente con la sostenibilidad se utilizan materiales considerados no solo muy buenos aislantes sino que además su origen o fabricación es lo más sostenible posible teniendo en cuenta así la reducción del impacto en la construcción. Esto es, que de nada valdría poner un buen aislante en una edificación sostenible si los materiales no suponen también un mínimo impacto en la huella de carbono, puesto que la sostenibilidad se entiende no en el fin último de la construcción ni en su realización, sino en el todo que es desde la realización del proyecto, pasando por la consecución de las materias primas, hasta que está listo para entrar a vivir o trabajar. En eso consiste la sostenibilidad, en colaborar en todos los puntos de proceso para que esos impactos sean mínimos.

¿Cuáles son los materiales que más se emplean para el aislamiento de construcciones sostenibles?

Corcho

El corcho es un material natural que además de reciclable y renovable es usado en forma de paneles de corcho prensado por su impermeabilidad y el hecho de que no se pudre. Como aislante es excelente y su colocación, dada la forma que se le hace adoptar es sencilla. Es natural, dado que procede de la corteza del alcornoque y en su procesado no se utilizan productos químicos que rompan la cadena de sostenibilidad.

panel de corcho

Lana

Ovejas. Lana de ovejas. Nada de lana de vidrio, de cemento, etc. La lana es un aislante quizás, junto a la paja, de los más antiguos. La lana que, para estos menesteres, se recaba de reciclar la textil. Tiene innumerables propiedades como aislante, entre ellas que es autoextinguible frente al fuego, aislante de la humedad, y termorregulador. Os dejamos también un link a un artículo interesante sobre el tema.

Placa de lana para aislamiento

Lino

Proveniente de la planta Linum usitatissim, o sea, el lino de toda la vida, es de bajo impacto, pudiendo ser prensado para obtener fibras reciclables que pueden usarse de forma aislante. Tiene una buena resistencia y coeficiente de aislamiento de la humedad. Además tiene una capacidad higroscópica de hasta el 15% de peso sin que pierda cualidades aislantes.

Arlita (arcilla expandida)

Siendo un mineral, conocido como arcilla expandida, son minerales naturales e inertes sin componentes tóxicos añadidos. Son frecuentes en la construcción convencional y los cultivos hidropónicos por ser porosas y ligeras, además de ignífugos.

arlita

Y hay muchos más desde luego, pero aquí hemos mencionado de los más comunes para la construcción sostenible.

 

Trabajar en un entorno sostenbile.

La sostenibilidad no es algo único de los entornos de vivienda. Los edificios de construcción sostenible también se pueden extender (y de hecho hubo una corriente muy fuerte que hoy por hoy crece, no ya solo a las grandes empresas sino, cada vez más, a las pequeñas y medianas) al entorno laboral.

Además de que procurar un entorno que no sea la aséptica imagen de la empresa con cubículos y luces fluorescentes, la construcción sostenible para el entorno laboral empieza en el edificio y acaba en el individuo. ¿Cómo es esto?

Un edificio de construcción (y concepto) sostenible empieza en su construcción con los parámetros que ya hemos mencionado varias veces, como la orientación, la luz natural, ubicación y materiales. Es en estos materiales ya no solo de construcción donde se refleja el interés en la salud y la sostenibilidad, usando pinturas no tóxicas, en el aislamiento del exterior vigilando los puentes térmicos, acristalamientos adecuados para cuidar la emisión de energía, además del confort del trabajador, con una iluminación también adecuada, usando luces leds de iluminación cálida, y aprovechando al máximo la luz exterior gracias a un buen estudio de las posibilidades y orientación del lugar.

¿Es esto sostenibilidad? Es un paso a la sostenibilidad, más bien. Hay muchos parámetros que observar, entre ellos demostrar la eficiencia energética, el uso que hace el edificio del agua y los materiales regionales empleados en su diseño.

El edificio sostenible para el trabajo es en definitiva mucho más que un sitio con buen diseño y entorno agradable: es la suma de un todo a la hora de preparar ese entorno y crear el espacio con una serie de consideraciones desde el inicio. Puede desde ser un edificio creado ex profeso hasta un edificio rehabilitado en el que se han adaptado materiales y diseño para hacerlo más confortable y ganar en calidad de vida incluso trabajando.

UC10 SUCURSAL PERÚ CONSTRUIRÁ EL HOSPITAL II-1 EN SAN IGNACIO, PERÚ

Fecha: 07-03-2018

El consorcio San Ignacio, integrado por Kapo Constructores y UC 10 Sucursal del Perú ha conseguido la adjudicación para la construcción del Hospital Central en San Ignacio, en la Región de Cajamarca, en Perú.

Este proyecto, que, con un presupuesto de 74.602.297,94 soles peruanos, permitirá a la población de esta provincia hacer realidad su sueño de contar con un centro hospitalario, tras múltiples esfuerzos de sus dirigentes el esfuerzo del Gobierno Regional de Cajamarca.

El Hospital San Ignacio II-1 ocupará una superficie total de 10.935,91 m2 y contará entre otras con Unidades Productoras de Servicios de Salud de Consulta Externa, Emergencias, Centro Obstétrico, Centro Quirúrgico, Hospitalización, Diagnóstico por Imágenes, Farmacia, Nutrición y Dietética, etc.

 

Hospital San Ignacio Perú

 

No vivas en un edificio sostenible…

No vivas en un edificio sostenible. En serio, no vale la pena. Te contamos las razones. Porque hay algunos que disfrutan de los beneficios de vivir en un edificio sostenible. A ver qué piensas tú:

1) Un edificio sostenible es aquel que ha sido construido con unos parámetros de eficiencia energética y que supone un beneficio a largo plazo. ¿No querrás eso, no? Un edificio que va más allá de cumplir las normativas, que se preocupa por qué supone para el medio ambiente y por la huella de carbono tanto de la construcción como de la vida útil del edificio. Todo desventajas, como puedes ver.

2) Los edificios sostenibles están pensados para resultar equilibrados estéticamente en su impacto en el paisaje. Así que no vale la pena, ¿verdad? Mejor una de esas moles de hormigón donde no importa el aspecto si te dan tus metros cuadrados. Qué importa que un edificio sostenible además esté pensado para tener un equilibrio de absorción de temperaturas, con zonas verdes que ayudan a disminuir el calor y a que la estructura no absorba de más.

3) Las constructoras muchas veces planifican la construcción de un edificio para obtener beneficios a corto plazo. Pero las construcciones sostenibles lo hacen a largo plazo. Un edificio sostenible supone un ahorro futuro, no solo económicamente sino además en energía, puesto que están construidos y planificados de tal forma que aproveche al máximo la luz, la distribución y todo elemento que ayude a la reducción de consumo energético de sus habitantes. Así que: ¿crees que vale la pena?

4) No querrás que tu edificio sostenible represente un valor de mercado en alza, ¿No? Los edificios sostenibles son actualmente construcciones que representan un mercado en alza, dado que, entre otros motivos, está comprometido con una visión lógica del devenir de los acontecimientos. Ayuda a la mejora de las condiciones y a combatir el cambio climático.

5) ¡Rentas de alquiler más elevadas y justificadas! ¡Oh, no! Un edificio sostenible representa un ahorro en consumo energético por motivos como la orientación de la construcción y a el aprovechamiento de los recursos de forma más adecuada. Y muchos inquilinos están dispuestos a pagar un poco más por esos beneficios.

Por todas estas razones y muchas más, los edificios sostenibles son la mejor opción tanto de inversión para vivir como para arrendar con muy buenos motivos.

Pero, eh, no nos hagas mucho caso. A fin de cuentas solo somos expertos en construcción sostenible y en llevar a cabo construcciones de edificios sostenibles, oficinas y además de mantenimientos y sostenibilidad.

Si tienes cualquier duda o pregunta, estamos a tu disposición.