Arquitectura bioclimática en el pasado.
Porque no lo hemos inventado ahora, la verdad. La sostenibilidad es algo que se ha descubierto y redescubierto muchas veces. La arquitectura bioclimática, pese a su nombre moderno y futurista, es el término que se utiliza para hablar de cierto tipo de sostenibilidad arquitectónica que aprovecha diversos factores a la hora planificar la construcción.
Podemos encontrar antecedentes notables de este tipo de construcción, la arquitectura bioclimática, en la antigua Grecia, China y Roma. Vamos que no nos lo hemos sacado de la manga sino que hemos aprendido de los mejores, aquellos que ya, con sus medios, empezaron a pensar en cómo sacar mejor partido a la ubicación de sus edificaciones y que les permitiera maximizar las horas de luz, el calor, el viento y el terreno. Y es que de eso va la arquitectura bioclimática.
Ya lo decía Sócrates (siempre a través de Platón), cuando hablaba de que en las casas orientadas a sur el sol entraba por el pórtico cuando era invierno y en verano el arco del sol se eleva por encima del tejado y ello provocaba sombra. Esto, que es de lógica observacional y fue asentado más tarde por Aristóteles, sentaría las bases del aprovechamiento de ubicación en la arquitectura coetánea y del futuro. Palabras históricas también podemos encontrarlas en Vitruvio y sus “Diez libros de arquitectura” donde enunciaba que “una casa para Egipto no es adecuada para Roma”, en atención a las técnicas y el aprovechamiento de la ubicación.
En este tipo de arquitectura bioclimática, los materiales, además de la ubicación, también influyen. En Roma se usaban materiales en sus baños y termas con base de mica para crear capas que absorbieran el calor exterior y lo dispusieran, para mayor confortabilidad de su interior.
Otro factor más es el uso de los materiales del entorno donde se va a realizar la construcción. Ya sean cuevas o tejados de tepe aislante iguales a la vegetación que se extiende en los alrededores.
Si observamos estos factores: ubicación, orientación, materiales, tenemos los principios en los que se apoya la arquitectura bioclimática sostenible actual, donde podemos encontrar que los materiales son siempre lo más inocuos para el medio ambiente posible, con proliferación de plantas y cubiertas vegetales (como las cubiertas de tepe de las cabañas escandinavas); la orientación, que determinará el aprovechamiento de la luz, la ventilación pasiva y natural; la ubicación, que también determinará los elementos disponibles, las ventajas, ya sea en la rehabilitación sostenible de un edificio como en una construcción de nueva obra, para determinar todo lo que puede ser una ventaja y representar un ahorro, así como reducir al máximo la huella de carbono, así como las necesidades de aislamiento, los puentes térmicos, además de los elementos que van a intervenir en el edificio para su iluminación y climatización más efectiva.
Los árabes aprovecharon las ideas romanas del patio interior, que la arquitectura regional andaluza aprovechó, con fuentes – compluvios, plantas y sombra para reducir el calor meridional.
Hay muchos ejemplos más de ese pasado, de toda la historia de la arquitectura bioclimática que, hasta mediados del siglo XX imperaba y que se dejó de lado con la proliferación de los combustibles fósiles y la estandarización de la construcción que usó de esos combustibles fósiles para las climatizaciones e iluminación artificial más masiva.
Ahora hemos retomado en muchos puntos, en un ejercicio de redescubrimiento todos esos factores de la arquitectura bioclimática que nos llevan hasta la sostenibilidad más responsable y que es un ejercicio de responsabilidad, tanto en las nuevas obras como en la rehabilitación sostenible de edificios.
Links:
https://pedrojhernandez.com/2014/03/01/antecedentes-historicos-de-la-arquitectura-bioclimatica/
https://www.cubasolar.cu/biblioteca/energia/Energia22/HTML/articulo07.htm
https://www.arqhys.com/construcciones/historia-arquitectura-bioclimatica.html