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La calefacción en un edificio sostenible.

La calefacción en un edificio sostenible.

 

Porque si hay algo indisoluble a la sosteniblidad de un edificio son las medidas que se adoptan para asegurarse de que sus habitantes están cómodos y por ende hace al edificio más agradable para vivir.

Dependiendo de la latitud, el edificio necesitará más o menos condiciones de calefacción por lo que instalar y pensar adecuadamente el tipo de calefacción a instalar también debe estar contemplado si queremos que sea lo más sostenible posible, además de tener en cuenta varios factores.

Las necesidades energéticas de los edificios pueden variar en función de su ubicación, orientación y construcción.

No es la misma calefacción ni vamos a requerir tanto uso de la misma en un edificio sostenible que tiene fachada al sur, ventanas de doble cristal, buena ventilación y que además ha sido construido pensando en el ahorro energético, que un edificio antiguo que no tiene apenas preparación para ello, sin rotura de puentes térmicos, corrientes de aire sin controlar y mal aislamiento, tal como se construían hace décadas con la única finalidad de crear viviendas.

La calefacción sostenible sí tiene en cuenta esos factores y se dividen varios tipos, todos ellos pensando en cuánto ahorro pueden producir mientras ofrecen calidad y confort a los habitantes:

1- Calefacción por bomba de calor: permite distribuir el calor por la edificación de forma parecida a la bomba hidráulica.

2- Calefacción solar: mediante placas solares que pueden suplir hasta un 30% de nuestra necesidad enérgica anual en cuanto a calefacción y agua caliente. Es un buen complemento pero no un sistema principal. Al menos por ahora.

3- Biomasa: es muy eficiente y ayuda a ahorrar. Se basa en la quema de leña y residuos vegetales que permiten generar calor con un mínimo de repercusión.

4- Geotermia: en lugares adecuados es un sistema perfecto ya que permite aprovechar el calor generado en el interior de la Tierra, en sus distintas capas, para proporcionar calor en el hogar. Pero no puede hacerse en todo lugar y es caro, de entrada, por su complejidad aunque, a la larga, minimiza mucho la huella de carbono que dejamos por la calefacción.

5- Radiante: es quizás una de las formas más eficientes además de ser antigua (consta que los romanos ya la utilizaban), consistiendo en unas tuberías de vapor que están situadas en bajo el suelo y que transmiten perfectamente el calor. Es ideal cuando estamos seguros de que no tenemos rupturas de puente térmico y de que la casa está bien aislada.

6- Radiadores de bajo consumo: su propio nombre lo dice, favoreciendo tanto la disminución de consumo como repartir bien el calor por toda la construcción.

Teniendo en cuenta los distintos sistemas de climatización señalados, os invito a pensar por un momento en el sistema de calefacción que tenéis y cuál puede ser la forma de mejorarlo teniendo en cuenta las condiciones actuales de vuestros edificios, pudiendo así mejorar la sostenibilidad, así como el confort de los mismos.